Este último jueves, los gobierno de Gran Bretaña, Estados Unidos y Canadá acusaron a Rusia de piratería en centros internacionales de investigación que están tratando de desarrollar una vacuna contra el coronavirus.
Sin embargo, el Kremlin niega cualquier participación. Pero sin duda, esta es una acusación que pone en peligro el deseado impulso de la inoculación por el prestigio.
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Acusaciones contra Rusia
En medio de la pandemia que continúa haciendo estragos a nivel mundial, Rusia no es la única nación desesperada por encontrar a una solución rápida y, de preferencia, primero.
Sin embargo, la presión allí es aguda. Vladimir Putin necesita elevar su deteriorada popularidad, a pesar de que un plebiscito que se llevó a cabo este mes aprobara cambios constitucionales de forma abrumadora, lo que podría mantenerlo en el poder hasta 2036. Pero el aumento de las protestas masivas en la ciudad de occidental de Jabárovsk, después del arresto del gobernador local la semana pasada, aumenta la presión.
El brote de covid-19 mantiene a Rusia como el cuarto país, a escala mundial, con el mayor número de casos. Aunque las tasas de mortalidad han sido notablemente bajas, los casos nuevos siguen aumentando a un ritmo de más de 6.000 por día.
Desarrollar una vacuna contra el coronavirus
Durante las últimas semanas, la economía se ha visto fuertemente golpeada, y los esfuerzos por desarrollar una vacuna contra el coronavirus buscan recuperar un estatus empañado por años de baja inversión, un dramático éxodo de profesionales, y las acusaciones del año pasado de plagio y otras prácticas poco éticas que provocaron el retiro de cientos de artículos académicos.
Incluso antes del coronavirus, la innovación y la ciencia eran pilares del plan de desarrollo de US$400.000 millones que Putin espera dejar como legado.
Por ahora, lo que sabemos del esfuerzo por desarrollar una vacuna contra el coronavirus de Rusia es alentador. La Universidad de Sechenov está probando una vacuna desarrollada por el Instituto de Epidemiología y Microbiología Gamaleya en Moscú, y se está preparando para dar de alta a sus últimos voluntarios después de la fase inicial del estudio.
