Washington.- El presidente de Estados Unidos celebró ayer su cumpleaños número 55 en el que fue su último cumpleaños celebrado en la Casa Blanca. La agenda para este día no fue muy diferente a la que ha tenido los últimos siete años, llena de reuniones y compromisos de trabajo.
No hubo celebraciones públicas ni mediáticas, solo un evento discreto en la intimidad de la familia y los amigos más allegados. Sus amigos de colegio Ramos, Bobby Titcomb y Greg Orme, lo acompañaron durante un partido de golf y se trasladaron a la ciudad para la familiar e íntima velada de celebración.
En el discurso de apertura de la última semana de convención de su partido, al que no pudo dejar de asistir, el presidente elogió a su esposa diciendo «No ha envejecido ni un día” y reconoció que sus hijas a menudo le dicen cuánto ha cambiado con los años. Por su parte, Michelle le dedicó un emotivo mensaje por “twitter” acompañado de una foto donde le toca el mentón.
El tiempo no ha sido implacable con Michelle, su 
esposa tres años menor, como lo ha sido con el presidente, a quien ya no se le ve el cabello negro de cuando inició su mandato hace 7 años y medio. Aunque Obama ha dejado de fumar y consume alcohol ocasionalmente, el paso de los años se ha hecho visible en su rostro.
Durante el discurso en la convención demócrata, los presentes quisieron homenajearlo y le acercaron un pastel. La multitud le cantó el cumpleaños feliz y el presidente un tanto emocionado agradeció a su familia por el apoyo y por mantenerse a su lado. Al respecto, el presidente aseguró que si tenía la suerte de llegar a una vejez madura, podía asegurar que en su lecho de muerte “no estaré recordando un discurso que di o alguna ley que firmé”. Resaltó que estará recordando algún paseo al parque con sus hijas.
El cumpleañero presidencial, luego de algunas ruedas de prensa y sesiones de trabajo se dispuso a viajar a la Isla El Viñedo de Marta, al noreste de país a descansar durante dos semanas.
