Tras los trabajos de limpieza y desinfección, la Basílica de San Pedro y las iglesias italianas reabrirán sus puertas para los feligreses bajo ciertas medidas de higiene que permitan su reapertura, prevista para este lunes.
De este modo, los equipos de desinfectación trabajaron dentro de la Basílica de San Pedro con una solución en base a hipoclorito de sodio (lavandina) diluido al 70%, para buscar reducir la carga de bacterias en las superficies y bajar la carga viral por coronavirus que pueda existir dentro del establecimiento.
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Reabre la Basílica de San Pedro
Según el vicedirector de Salud e Higiene del Vaticano, Andrea Arcangeli, las medidas que se implementaron este viernes se hicieron “con la cautela del caso para no dañar las obras de arte presentes” en la Basílica construida en el siglo XVI y que alberga, entre otras, a “La Piedad” de Miguel Ángel.
En línea con las disposiciones del gobierno italiano que desde el lunes permitirá la reapertura de las Iglesias de Italia y la celebración de misas en todo el país, el Vaticano también comenzó las medidas para la vuelta al funcionamiento de sus cuatro basílicas: San Pedro, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuos y San Juan Letrán.
Fuera de la Basílica, en la Plaza San Pedro, los bomberos trabajaron a lo largo de la mañana del viernes para preparar la apertura la plaza que estuvo cerrada al público durante dos meses.
La Santa Sede, por su parte, divulgará una guía para la reapertura de la Basílica de San Pedro y otras iglesias, en la que se buscará evitar que los fieles crucen la Plaza, por lo que se promoverán los ingresos a través de la columna circular que la rodea.
Ya están de forma visibles algunas marcas amarillas colocadas en los pisos bajo las columnas para ayudar a los peregrinos a mantener entre ellos la distancia recomendada de un metro.
Mayor control
El vocero papal Matteo Bruni, aseguró que la Gendarmería Vaticana filtrará los accesos en estrecha colaboración con la Policía Italiana, y también se desplegarán voluntarios de la Orden de Malta para garantizar la seguridad de los peregrinos.
Bruni también planteó que no se descarta que se dispongan escáneres térmicos para medir la temperatura de los visitantes. Tras varias semanas de negociación, Italia dispuso una capacidad máxima de 200 personas para las misas en lugares cerrados, una medida que podría ser replicada para las basílicas vaticanas.