Durante su mensaje para la Cuaresma, el Papa Francisco convocó a construir “una economía más justa e inclusiva que la actual”; a su vez, criticó “la sed desenfrenada de ganancias” de aquellos que se aprovechan de los demás.
“Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras“, aseveró el Pontífice en su escrito para el período que según la tradición católica antecede a la Pascua.
Asimismo, el Papa Francisco también se mostró crítico “de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano”.
A la vez, alertó sobre el creciente número de víctimas “de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría”.
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El mensaje del Papa Francisco
En el escrito, el pontífice reitera la importancia de “recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo”.
“Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo”, agregó el Papa. “Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía”.
Por ello, el Papa Francisco aseguró que para esta “Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual”, un encuentro en el que participarán unos 2000 jóvenes de más de 100 países en la ciudad del centro italiano.
En ese marco, según el Papa, “como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad“.
“También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas”, apuntó Bergoglio.