En Francia se viven las vacaciones de verano, y con ello varias actividades culturales que se mantienen al resguardo por los atentados presentados.
Los habitantes del país han tenido que acostumbrarse a la constante presencia de militares armados con fusiles de guerra, ya que se encuentran presente en casi todos los lugares públicos de la localidad.
Se conoció que una buena parte de las festividades típicas del país han debido ser suspendidas por los hechos recientes; tal es el caso de los tradicionales fuegos artificiales que se hacen para celebrar la Fiesta Nacional.
Otra fecha clave para los espectáculos pirotécnicos es el 15 de agosto, fiesta de la Asunción y día feriado. Ciudades a orillas del mar como La Baule, en la costa oeste, debieron anular ese evento a falta de efectivos y medios suficientes para garantizar las condiciones de seguridad óptimas y poder fracasar un eventual ataque terrorista.
Por otro lado eventos culturales muy populares y concurridos, como los conciertos al aire libre, fueron suspendidos. Una de las primeras anulaciones tras el ataque de Niza fue el concierto de la estrella estadounidense Rihanna, quien debía actuar en el Niza Jazz Festival. También las muy apreciadas proyecciones de cine a cielo abierto como el Festival Cinéma en plein air de La Villette, en París.
Sin embargo se encuentran aún algunas festividades en puerta, en cuanto a oferta cultural se refiere, custodiadas bajo fuertes medidas de seguridad, tal es el caso de las festividades en Collioure, en el país catalán francés. En esa pequeña ciudad que se encuentra al borde del mar, se mantienen todos los eventos previstos salvo los fuegos artificiales del próximo lunes 15 de agosto.
Del mismo modo en el sur, pero esta vez en el país vasco francés, las ciudades de Bayona y Dax han hecho hasta lo imposible para mantener sus fiestas tradicionales. Este próximo 18 de agosto se estima que comenzarán de hecho las Fiestas de Dax que cada año concentran a unos 800.000 aficionados de corridas.
Los habitantes y turistas mencionan que el ambiente de alta vigilancia no es para nada agradable, pero asumen que es el precio que deben pagar si realmente desean disfrutar de las actividades culturales de la temporada.