Se consideraría que no existen reglas cuando se refiere al uso de redes sociales. Es así, como durante la semana pasada y sin advertencia previa, Instagram añadió a sus beneficios una peculiaridad que hasta el momento le pertenecía de manera exclusiva a Snapchat: comunicar y compartir las llamadas o historias.
En este orden y para quienes no se encuentran familiarizados con esta función específica, las historias consienten a los usuarios de formar una especie de carpeta intervenida a la que adjuntan fotos o videos que duran en el perfil virtual de esa persona durante veinticuatro horas.
A lo largo de este tiempo todos los beneficiarios de la red consiguen acceder a esa carpeta –si no posee acceso limitado– y observar los archivos que se modernizan y actualizan constantemente.
Snapchat fue la primera aplicación en reconocer el virtual potencial de un instrumento con estas particularidades y en un mundo donde rebosa la sobreinformación y las personas están visualmente atiborradas, fundó una función que va descartando los retratos a medida de que van sucediendo y no se forma ese acopio innecesaria de registros digitales.
Esto fue instituido no con la finalidad de organizar contenidos que puedan permanecer en el tiempo por su valor cultural, sino estrictamente para que las personas posean una reciprocidad fluida y dinámica de su vida cotidiana.
Puede resultar difícil de deducir para una generación que valora la reminiscencia y el recuerdo, pero el propósito de esas historias puntea a la compensación más efímera y no tan esencial. Uno ajustado en la diversión o la necesidad de exposición, pero solo durante un tiempo determinado.
Instagram, no obstante, posee la intención de mantener sus imágenes en el tiempo. La red social consiente que las fotografías y videos permanezcan almacenadas en el perfil de cada usuario y su intención está crecidamente perfilada en investigar una notable imagen pensada y atrayente que en generar información más volátil y con menos cuidados estéticos.
Con sus filtros y efectos Instagram fue, hace alrededor de un año, la red social del tiempo, pero Snapchat lo despojó de su lugar gracias a los focos como la concentración vedette de los jóvenes y adolescentes.
En lo que parece ser un intento exasperado de volver a llamar la atención y luego de una modificación de imagen muy comentada, Instagram desea recuperar su lugar y no perder el atractivo.