Jair Bolsonaro se convirtió este martes en el presidente de Brasil, y llegó con una agenda social ultraconservadora y un programa de apertura económica y de alineamiento con Estados Unidos que promete sacudir la política interna y los equilibrios regionales de las últimas décadas.
De este modo, el exparacaidista, nostálgico de la dictadura militar (1964-1985) y con un historial de exabruptos misóginos, racistas y homófobos, asume las riendas de la mayor potencia latinoamericana que cuenta con una población de 209 millones de habitantes.
Y lo hace con una fuerte legitimidad electoral, tras haber obtenido 57,8 millones de votos (55%) presentándose como un salvador en un país agotado por los escándalos de corrupción, la violencia y la crisis económica.
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Jair Bolsonaro o el “Trump tropical”
Jair Bolsonaro recibió el apodo de “Trump tropical” por sus ideas ultraconservadoras y sus polémicos comentarios que se escucharon no solo durante su periodo de campaña, sino también durante el tiempo que ejerció como diputado.
Entre sus primeras acciones de gobierno, Bolsonaro aseguró que quiere lazos más próximos con Estados Unidos e Israel, formando, de este modo, una suerte de nuevo eje que rompe con décadas de políticas de centro-izquierda que buscaban reforzar los lazos Sur-Sur y posicionar a Brasil como una potencia capaz de dialogar con todos.
“Juntos, pero con otros países como Estados Unidos, que piensan y tienen una ideología parecida a la nuestra, lo tenemos todo para ayudarnos y hacer el bien para nuestros países”, declaró Netanyahu el viernes en Río de Janeiro.
Así mismo, Jair Bolsonaro también anunció la salida de Brasil del Pacto Mundial para la Migración de Naciones Unidas, a su vez que amenazó con hacer lo propio con el Acuerdo de París contra el cambio climático.
Su equipo de 22 ministros, entre ellos siete militares retirados, es una mezcla de conservadurismo moral con liberalismo económico.
A partir de ahora, Jair Bolsonaro, quien durante casi tres décadas fue un poco expresivo como diputado, deberá demostrar si es capaz de poner en práctica sus promesas de desterrar los vicios de la vieja política brasileña y de sacar adelante sus programas de recortes fiscales y privatizaciones con los que sedujo a los mercados.