Ingenuos fueron aquellos que creyeron que la televisación del fútbol puede llegar a ser gratis. Necios fueron también quienes pensaron que la misma gratuidad puede regir para el gas, la energía o el agua.
En ambos casos, el kirchnerismo implementó una distorsión en los valores del producto con el objetivo de que el gasto sea imperceptible para el ciudadano común, pero nunca explicaron que igualmente, el dinero saldría de los impuestos de todos los contribuyentes.
En el caso de los servicios públicos, la administración de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) se basó en la política de mantener planchadas las tarifas a través de subsidios excesivos para que la inflación de los últimos años no repercuta en los servicios. En el caso de la televisación del fútbol ocurrió algo similar. Los argentinos se acostumbraron al concepto de gratuidad en el ámbito que más se involucran pasional y emocionalmente: el fútbol. Sin analizar que siempre en algún eslabón de la cadena alguien paga eso que se considera erróneamente gratis.
[pullquote]El Estado arrojó, desde la creación del programa de FPT en 2009, una pérdida de 7000 millones de pesos.[/pullquote]
La empresa estatal Fútbol Para Todos (FPT) fue creada por el kirchnerismo en agosto de 2009 para la transmisión gratuita de los partidos por televisión abierta y por cable. En ese año, la Asosiación del Fútbol Argentino (AFA) rompió el contrato que mantenía con la empresa Torneos y Competencias (TyC), que tenía duración hasta 2014, y negoció un nuevo acuerdo con el Estado, que se encargó de los derechos de televisación por una cifra inicial de 600 millones de pesos, que luego crecería durante los años siguientes hasta hoy. La Jefatura de Gabinete de Ministros se encargó de esa administración.
La ex presidenta Cristina Fernández impulsó este programa con el pretexto de brindar un espectáculo ‘para todos’ a sabiendas de que, en realidad, el costo ‘era de todos’. Los demás resultados incluyeron una constante publicidad oficialista y un financiamiento donde los clubes no solo que no saldaron sus deudas, sino que la agravaron. En la misma línea, la intervención del Estado también tuvo como propósito recuperar los goles secuestrados que terminó, en definitiva, con el procesamientos de todos los jefes de Gabinetes que pasaron por la gestión kirchnerista por el desvío de fondos públicos.
[pullquote]Los argentinos se acostumbraron al concepto de gratuidad en el ámbito que más se involucran pasional y emocionalmente: el fútbol.[/pullquote]
El gobierno de Mauricio Macri afronta distintos focos de conflictos. Uno de ellos es consecuencia de aumentos que tuvieron un fuerte impacto. El tarifazo fue impuesto a los servicios públicos; al combustible y al transporte, entre otros. Además, la aplicación sufrió algunas desprolijidades donde el aumento fue desproporcionado en determinados hogares. A contramano de las últimas medidas, el presidente argentino decidió aplicar el gradualismo para comenzar a recortar un privilegio que los ciudadanos desde hace tiempo consideran como una conquista adquirida.



Ahí es donde aparece la mayor confusión. Esa supuesta conquista derivó en que el Estado arrojara, desde la creación del FPT en 2009, una pérdida de más de 7000 millones de pesos. Una suma mucho mayor, por ejemplo, a los 100 millones de dólares que el erario público destina al Ministerio de Cultura. Esa simple comparación exhibe las prioridades sobre aquello que llamaron conquista.
El problema del oficialismo es la promesa que planteó en campaña para que la gente siga viendo los partidos por televisión abierta hasta 2019, justo cuando finaliza el primer mandato del presidente Macri. Con el final sentenciado de Fútbol Para Todos, esa promesa ya circula en un amplio terreno de incertidumbre. Aunque era una posibilidad que se venía manejando hace tiempo, el anuncio se oficializó finalmente esta semana. El secretario general de la presidencia, Fernando De Andreis, confirmó este miércoles ante los medios, que el gobierno aceptó el pedido de varios dirigentes de AFA para romper con el contrato registrado con el programa Fútbol Para Todos.
El desafío de la gestión Macri desde ahora en adelante no pasa si el fútbol podrá verse con o sin decodificador pago. El verdadero reto para el presidente Macri consistirá en que los argentinos puedan comprender que un producto de entretenimiento, como el fútbol, no merece ser financiado por el Estado cuando el contexto actual del país exige que la principal atención esté fijada en otros ámbitos sustanciales como la salud, la seguridad, la educación, la justicia o la infraestructura.
La contienda se resolverá cuando los argentinos dispongan de la capacidad de interpretar que la conquista de un producto de entretenimiento es meramente falsa si obstaculiza las conquistas de las necesidades sociales.