Desgarrador. Así fue el testimonio de una madre venezolana que contó las terribles consecuencias que padeció y aún padece el más pequeño de sus hijos. ¿El motivo? No haberle puesto al nene su respectiva vacuna contra la varicela.
La afectada hizo pública su historia a través de Twitter, por medio del usuario @PreguntaMama, su historia se hizo viral y recorrió el mundo. Según dijo, decidió compartir su experiencia con el fin de que todos los padres tomen conciencia de la importancia que tiene vacunar a sus hijos.
Tanto la madre como el padre del pequeño, creían que solo se trataba de una afección común y que las vacunas no eran obligatorias. La mujer confesó que, junto a su marido, decidió no colocar la vacuna contra la varicela a sus dos hijos. De hecho, dijo que consultaron con su pediatra y les confirmó que era una decisión personal y que de cualquier forma no había mucho riesgo.
Cuando la hija mayor contrajo varicela desearon que su otro hijo, de dos años y medio, también se enfermara porque otros padres les habían dicho que cuanto más pequeño se padece esta afección menos molesta resulta. En efecto así ocurrió, el pequeño también la contrajo.
Sin embargo, a diferencia de su hermana, el nene desarrolló la enfermedad de manera distinta. En el servicio de neuropediatría fue diagnosticado con el síndrome de Ramsay Hunt, que se produjo debido a que el virus permaneció en los nervios.
Es decir que la enfermedad queda en forma inactiva o latente; pero puede reactivarse años más tarde y afecta los nervios faciales.
Voy con un hilo (personal, mil disculpas) sobre cómo mi decisión de no vacunar a mi hijo en contra de la varicela, nos afectó para siempre. pic.twitter.com/cIr65FaNGM
— Pregunta Mamá (@PreguntaMama) February 16, 2019
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El testimonio
“Voy con un hilo (personal, mil disculpas) sobre cómo mi decisión de no ponerle a mi hijo la vacuna contra la varicela, nos afectó para siempre”, comenzó el texto la madre venezolana.
Y prosiguió: “A diferencia de mi hija mayor, el pequeño se veía mucho más afectado. Tenía sarpullido por todos, todos lados. Mucho malestar y llanto constante. Creíamos que había pasado lo peor, fueron días terribles, pero lo realmente terrible estaba aún por llegar”.
“Dos semanas después, mi hijo comienza a llorar, a sentirse incómodo, a querer estar en el pecho. Noto al amamantarlo que no puede ubicar bien su boca en la teta. Tenía la mitad de la cara caída. Mi pequeño de dos años tenía parálisis facial en la mitad de su rostro“, continuó la mujer.
Seguidamente relató: “Necesitó medicamentos antivirales, terapia muscular, terapia de lenguaje, mucha teta y mimos para superar este desafío. Pasó por momentos de mucho dolor, le costó muchísimo hablar bien (todavía tiene problemas en esto), tiene sordera leve… También sufre de vértigo, de mareos cuando hacemos actividades. Tiene un ojito caído porque fue imposible recuperar la movilidad total del párpado”.
Finalmente refirió: “Hoy estamos celebrando su cumpleaños número 6. Damos gracias a Dios de tener un hijo perseverante y luchador. Nos arrepentimos siempre de nuestra decisión de no haberle puesto su vacuna contra la varicela. Siempre que podamos, lo contaremos a otros padres. Ustedes, cuéntenlo también”.