El presidente de Haití, Jovenel Moise, rompió este jueves el silencio de los últimos días e hizo hoy un nuevo llamado al diálogo después de ocho días de violentas protestas contra su gobierno.
En un mensaje a la nación, Moise, quien el pasado día 7 cumplió su segundo aniversario en el poder, dijo que va “luchar para restablecer la paz y la estabilidad” en su país. A su vez, expresó su solidaridad con las nueve personas fallecidas durante las protestas de los últimos días.
Por otro lado, el presidente de Haití agradeció el apoyo a la comunidad internacional, y aseguró que está dispuesto a sacar al país adelante.
“Sóolo el diálogo puede ayudar al país”, aseguró Moise, y añadió que hay gente que no entiende los procesos democráticos.
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La oposición exige la renuncia del presidente
Las manifestaciones, convocadas por el Sector Democrático y Popular, integrado por líderes de partidos de oposición y por grupos sociales, comenzaron el pasado 7 de febrero, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada al poder de Moise, cuya dimisión reclaman los manifestantes, quienes se han lanzado en masa estos días a las calles de Puerto Príncipe y de otras ciudades del empobrecido país caribeño.
Por su parte, Moise afirmó que no dejará “el país en manos de bandidos que quieren utilizar el país” para sus intereses personales. El presidente también pidió a la policía detener a todos los que “están involucrados en el tráfico de drogas y quieren crear terror”.
En su mensaje, el presidente de Haití no explicó qué medidas adoptará para resolver la grave crisis política y económica que vive actualmente el país. Tampoco ha hecho referencia al escándalo de corrupción de Petrocaribe.
Un Haití paralizado por las protestas
Este jueves, en medio de una tensa calma, muchas personas han salido las calles en busca de agua y comida.
La capital, Puerto Príncipe, siguió este jueves paralizada, con las escuelas y los bancos cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustibles, que temen más saqueos como los que se han producido en estos días de protestas.
Las manifestaciones, que aumentaron la inseguridad en esta nación caribeña. Además, provocaron un clima de caos e incertidumbre, en medio de una severa crisis económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina.