Conocer los colores del vino es una parte fundamental de la cata: permite identificar características sumamente interesantes de la bebida.
El vino entra, en primera instancia, por los ojos. La fase visual es la que permite identificar no solo la edad del vino, sino también su variedad, su graduación alcohólica y, por sorprendente que sea, dónde se ha producido.
Claro está que, para llegar a divisar todo eso, se requieren años de práctica.
Por suerte, escuelas como Formate Sommelier ya están desembarcando en distintos países, ofreciendo cursos de cata y sommellerie online de la más alta calidad.
A continuación, vamos a enumerar algunos de los aspectos clave que hay que conocer sobre cada uno de los colores del vino.
Si estabas pensando en introducirte en este mundo, esta es tu oportunidad de ir aprendiendo algunos conceptos esenciales.
Vino tinto
Este tipo de vino suele madurarse en barriles de roble, los cuales son los que lo dotan de sus característicos tonos amaderados y tostados en su sabor.
Los colores del vino tinto se obtienen gracias a que el mosto está lleno de taninos, una sustancia típica de la uva, presente en sus cáscaras y semillas.
Como para fabricar el vino tinto no se retiran ninguno de esos elementos, los taninos invaden toda la mezcla, dotándola de sus tan característicos tonos rojizos.
Este tipo de vino, si bien contiene más vitaminas y minerales que otras variedades, suele contener muchas más calorías.
Los colores del vino tinto pueden oscilar entre el azul violáceo y el rojo oscuro, y esos dos extremos serán los que indicarán, respectivamente, que tan jóven o viejo es el vino en cuestión.
Se destaca por sobre otras variedades por su sabor frutal, amargo y ligeramente ahumado, ideal para maridar con quesos, pastas y carnes rojas.
Vino blanco
Más allá de por el color del vino, esta variedad se diferencia de sus pares por muchas otras características.
En primer lugar, se maceran a una menor temperatura, y generalmente se hace en barricas de acero en vez de en barriles de madera.
Estos vinos suelen ser mucho más ácidos, pero también mucho más dulces, y se caracterizan por tener una mayor graduación alcohólica. Al mismo tiempo, son mucho más ligeros que cualquier otra variedad.
Si bien su nombre lo dice todo, la realidad es que los colores del vino blanco pueden variar desde tonos casi transparentes hasta otros que son directamente amarillas e incluso verdosas.
Esta variedad de vino es ideal para acompañar todo tipo de pescados y mariscos, así como para complementar postres, realzando sus tonos dulces.
Vino rosado
Los colores del vino rosado dependerán de su grado de maceración. Esto se debe a que, en esencia, se trata de un tinto que no se dejó macerar del todo.
Sus tonos pueden ir de un rosa más blanquecino hasta un color casi violeta, pero sus colores no tienen una gran influencia en los sabores.
Se trata de un vino muy suave, ideal para maridar con platos de cocina mediterránea, como pueden ser ensaladas, pastas, arroces y pescados.
Mientras que el tinto puede tomarse natural y el blanco un poco más fresco, cuanto más frío se tome el vino rosado, mucho mejor.
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¿Conocías todos estos colores del vino? ¿Cuál es tu variedad favorita? ¡Compartila con nosotros en los comentarios!